martes, 14 de agosto de 2012

Un concepto equivocado

El “antifútbol” es un término que viene utilizándose desde hace unos años, acuñado específicamente para el FC Internazionale de Milano bajo el mando de José Mourinho, en la temporada que el equipo italiano eliminó al FC Barcelona. Como constructo “antifútbol” no puede nunca utilizarse para definir una estrategia porque semánticamente es todo lo contrario a una estrategia futbolística; es todo lo que no es fútbol. Pero el concepto se ha definido como un estilo de juego ultradefensivo para contrarrestar la ofensiva culé.
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Samuel Eto`o y Seydou Keita

En aquel partido, se criticó y recriminó a Mourinho que pusiera a sus once jugadores frente al área grande y no permitiera al Barcelona hacer uso de su juego. Claro está, esa marca pegajosa, escalonada y tan cerca de la portería resultó en un juego poco vistoso y de un solo bando. Los catalanes coincidieron en que el único equipo que jugó había sido el de ellos, mientras que los italianos expresaron que su sistema era el correcto para frenar al Barcelona. Sin embargo, el sistema planteado por el luso no era nuevo, y había sido utilizado durante años por todos los equipos del mundo en cualquier tipo de competición. 
Vittorio Pozzo fue quien primero ideó este sistema que llevó a Italia a ser bicampeón del mundo en 1934 y 1938. Y, posteriormente, Nero Rocco logró perfeccionar el sistema otorgándole el nombre de “catenaccio” (cerrojo) o “catenacho” que fue muy utilizado por equipos italianos entre 1960 y 1980. Previo a la época de Rocco, Alejandro Scopelli y Karl Rappan habían ideado el "cerrojo suizo", que se trataba de un jugador a espaldas de los tres defensas que realizaba tareas de cobertura muy eficaces. Mourinho utilizó un sistema similar a estos pero sin un líbero, solamente con dos líneas de cuatro bien organizadas y muy cerca una de la otra, para eliminar los espacios en donde pudiesen colarse los jugadores azulgranas.
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Realmente, jugar a la defensiva y al contragolpe no es nada nuevo; durante toda la historia del fútbol, estos estilos y otros con modificaciones han sido utilizados por todos los grandes. Clubes con historia, durante un partido y por momentos han tenido que recurrir a la defensa férrea y al contragolpe. Y lo mismo ha ocurrido con selecciones nacionales.
Mi desconcierto comienza entonces cuando los fanáticos perjudicados por estos estilos de juego critican y arremeten restándole méritos y disminuyendo la labor futbolística de los equipos que hacen uso de estos sistemas. Exponiendo a sus equipos como los creadores de buen fútbol y a los otros como los destructores de este, pecan por ignorantes. Para demostrar que este vocablo está mal empleado y que realmente carece de sentido, voy a citar ejemplos de algunos encuentros en los cuales aquellos grandes equipos gestores del “buen fútbol” lo han utilizado, por necesidad o preferencia.
Comencemos por el fútbol moderno, remontándonos al mundial de 1994, en Estados Unidos. La final entre Brasil e Italia fue un partido electrizante, en el cual los italianos se dedicaron a defender los 120 minutos de juego y los brasileños a atacar. Italia, tal vez condicionado por las lesiones de algunos de sus jugadores más importantes ‒como el caso de Roberto Baggio, que jugó todo el encuentro a media máquina‒, casi no pudo salir de su mitad de campo. El partido parecía estar de un solo lado, y al final, Brasil, merecidamente se llevó la copa en la tanda de penales.
El segundo ejemplo viene cuatro años después, también en la final de la Copa del Mundo: Francia contra Brasil. Los brasileños se tropezaron con las tácticas de Jacquet y un 4-5-1 que resultó en un 3-0 aplastante para la selección brasileña. La utilización de tres medios defensivos y dos ofensivos con un solo punta resultó una maravilla para los franceses que al contragolpe lograron sacar el resultado. Brasil no pudo penetrar la defensa, chocó con un muro paralizante en la mitad de la cancha y los franceses, explotando los extremos y haciendo uso de la precisión en los pases, crearon muchísimos problemas en contragolpes rápidos.
Algo parecido ocurrió con el Real Madrid en la era de Vicente del Bosque. Frente al Manchester United, en Old Trafford, por la Liga de Campeones de la UEFA, los españoles castigaron en tres ocasiones a los ingleses con tres contraataques. La posesión era del Manchester, que presionaba y tenía las mejores oportunidades, pero los merengues supieron aprovechar al contragolpe y encontraron a la defensa del United mal parada unas cuantas veces. El resultado final de ese partido fue 3 - 2 a favor del Madrid.
Ese mismo año disputaron la final de la Liga de Campeones de la UEFA el Valencia y el Real Madrid y las tácticas de Del Bosque fueron las mismas. Los valencianos tenían el balón y atacaban sin respiro. Pero los madridistas encontraron tres contragolpes y tres goles que le dieron la victoria amplia por 3 - 0.
El último ejemplo que citaré es uno que tal vez a muchos no les guste y no coincidan. Me remonto a la final del 2009, también de la Liga de Campeones de la UEFA, entre Barcelona y Manchester United. En ese entonces, los ingleses eran los campeones defensores. El encuentro comenzó con el United volcado totalmente al ataque, presionando y controlando a los catalanes que durante diez minutos no pudieron salir de su mitad de campo. Valdés salvó su arco en una ocasión y los tiros de Cristiano Ronaldo cruzaron en varias ocasiones cerca de la portería. Pero entonces ocurrió lo que esperaba el Barcelona, un error, la recuperación de Xavi y el pase rápido a Iniesta, éste corrió y encontró el momento preciso para habilitar a Eto’o que marcó el primero. Un gol de contragolpe, cuando el Barcelona no podía hacer otra cosa que defender en su propio campo.
Resulta que el antifútbol no es más que una estrategia, con tácticas y coyunturas para los equipos. Todos los equipos, en algún momento, se ven presionados y su única defensa se convierte en su ataque. Es como aquella famosa pelea en Zaire, "The Rumble in the Jungle", entre Muhammad Ali y George Foreman, durante varios asaltos Ali aguantó todos los golpes de Foreman y correteó en el ring, esperando paciente a que el contrincante se cansara y bajara un poco la guardia, cuando advirtió los signos, lo noqueó, y George no pudo levantarse de la lona.
Y tal vez, sólo tal vez, aquellos equipos que le juegan cerrados atrás al Barcelona como hizo el Chelsea y el Internazionale, consideran que el “antifútbol” lo practican los blaugranas. ¿O acaso la dilatada posesión y presión del Barça permite al contrario jugar? ¿No debería ser ese el denominado “antifútbol”? Algunos dicen que es porque ese es el fútbol del Barcelona; yo digo que es porque no pueden jugar a otra cosa. Su defensa siempre ha sido débil y siempre se han concentrado en la ofensiva, entonces, presionar y defenderse tocando de aquí para allá el balón es su defensa.
Para no caer en la crítica extrema a un equipo que ha sabido definir su estilo y que lo ha hecho bien, llamémosle entonces “antifútbol” al que hacen esos jugadores que utilizan el juego sucio, que pierden tiempo e intentan engañar a los árbitros. Dejemos al fútbol mantener las tácticas y estrategias que han existido desde aquella pirámide de los ingleses a finales de 1870 (2-3-5), la WM de Chapman (3-2-2-3), el cerrojo suizo de Scopelli o Rappan 4-3-3 (1-3-2-1-3), la revolución húngara con su 3-2-5 que también utilizó el Madrid de Di Stéfano en los años 50, el “pressing” (la presión) del “abuelo" Víctor Maslov, que posteriormente incorporó Rinus Michels en el Ajax, el 4-2-4 de los brasileños en los ‘70 con Pelé y Garrincha a la cabeza, la posesión de Cruyff, el catenacho de Pozzo y Rocco, y el de Mourinho en nuestros días.


Artículo publicado en www.acento.com.do el 27 de abril del 2012.

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